En estos tiempos, es clave conocer que sucede en nuestro cerebro cuando padecemos estrés, podría ser de gran utilidad para estos tiempos, soltar los hábitos viejos y empezar poco a poco a construir hábitos saludables para la gestión emocional.
El 62% de los trabajadores afirma que el 2021 ha sido el año más estresante laboralmente
Una reciente investigación, en la que participaron más de 14.600 empleados, reveló que el 80% de las personas se han visto afectadas negativamente este último año, con muchas dificultades financieras (29 %), un empeoramiento de su salud mental (28 %), falta de motivación profesional (25 %), y una sensación de desconexión de su propia vida (23 %).
El estrés no solo afecta a nivel físico provocando que las personas estén más nerviosas además de aumentar la sudoración, alteraciones del sueño, entre otros, también conlleva una serie de consecuencias en gran parte de nuestros procesos cognitivos y neuroquímicos.
El problema, a diferencia de lo que ocurre en situaciones de estrés común, cuando los factores estresores son constantes e intensos y no hay espacio para que el cuerpo se recupere de esa situación, es que la persona podrá padecer una constante percepción de inminente peligro, estado emocional que apoyará la segresión de glucorticoides o la hormona conocida como cortisol, o hormona del estrés que altera la química cerebral. Esto explica la sensación de cansancio, congoja, agobio y amenaza. Mientras que se va reduciendo la generación de dopamina, endorfinas y serotonina, las hormonas del placer, felicidad y bienestar.